Lo que Krishnamurti dice puede decepcionar a aquellos lectores que quieran obtener respuestas concluyentes de una autoridad en la que, como resultado, puedan creer. Para Krishnamurti, el deseo de conseguir esas respuestas no sólo atrofia el cerebro, sino que constituye una forma peligrosa de fomentar la tiranía política y religiosa en el mundo. Y en nuestras relaciones íntimas eso puede conducir a que una persona domine a otra. Lo que Krishnamurti nos ofrece no son teorías o explicaciones, sino declaraciones (que hay que contrastar con nuestra experiencia) o preguntas que sirven de punto de partida a nuestra propia indagación. La vida es algo que necesitamos explorar por nosotros mismos; es más grande, dice, que cualquier maestro o enseñanza. Verla de otra forma es ser un "ser humano de segunda mano". Su mensaje se dirige directamente a cada individuo.

Detalles