La palabra antología es sinónimo directo de florilegio. En esta palabra, derivada del latín, se transparenta el sentido originario de una antología: una selección de flores. Suele haber en las librerías tanta variedad de antologías como variedad de ramos hay en las florerías del mundo. ¿Para qué entonces una más? (Nadie se pregunta, sin embargo, para qué un nuevo ramo de flores.) La pregunta remite a las antologías entendidas como herramientas de autoridad que buscan establecer un canon literario, una selección que descarte lo que no sirve y conserve "lo mejor". Ajena a este tipo de atribuciones, Arbitraria no busca legitimar a ningún autor. Busca, sí, darle espacio a distintas voces y entrar en diálogo con selecciones anteriores para ampliar el panorama de la escritura en México. Sabemos que toda antología es un muestrario: una realidad arbitraria. Presentamos entonces un manojo de 24 textos -12 ensayos, 12 poemas- escritos por autores mexicanos de menos de 41 años. Elegimos el ensayo y la poesía por ser géneros subrepresentados en la industria editorial, y porque pensamos que en ellos se encuentran algunas de las propuestas más arriesgadas de la producción literaria actual. Lejos de un ostentoso monumento, este libro busca funcionar como un museo intimo: un espacio donde se privilegia el asombro. En las viñetas de Rachel Levit queda plasmada la similitud de Arbitraria con esa especie de zoológico que es toda compilación. Arbitraria se parece también a la colección de pequeños tesoros que un niño guarda en una caja debajo de su cama. Al estilo de un Wunderkabinett o gabinete de maravillas, nos interesa mostrar un conjunto de textos seleccionados por su rareza o encanto. Una aglomeración azarosa, como un ramo de flores.