Del barrio de Gracia en Barcelona a las calles de Beyoglu en Estambul, escuchamos una voz fresca y desinhibida que busca "abrazar el agua que nos habita". Un viaje que sin proponérselo limpia dolores corporales. Cada día con su agua y su escritura. Un viaje protegido por el amor y el reconocimiento a lo sagrado en el paisaje, en los hermanos y en el amado. A través de una narración poética, Marina Ruiz Rodríguez comparte este recorrido de tres meses: confesiones a media luz; centrados y luminosos encuentros con desconocidos que abren el corazón; mapas y boletos para ser intervenidos por el propio lector, quien frente a un espejo tan severo, se desnuda y termina por hacerse la pregunta: ¿a quién ofrecer nuestra devoción?