A pesar de que Annie, la protagonista de esta brutal obra de teatro de Zach Helm, conduce su vida de acuerdo a una lógica severa pero bien cimentada, lo hace arrastrada por un trastorno mental revestido de drogadicción, desórdenes alimenticios, ansiedad desmedida, paranoia y, sobre todo, un sufrimiento intolerable. El mundo es un lugar hostil y la realidad deparada para la gran mayoría de sus habitantes presenta dos caminos: soslayarla en una actitud que raya en el cinismo o la locura. Lo único que, según sus propias palabras, hace que este mundo sea habitable es su novio, Jack.

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