De entre los denominados dramas rurales, La casa de Bernarda Alba, del poeta granadino Federico García Lorca, está considerada como la obra perfecta en su equilibrio entre lirismo y dramaticidad. Expresión del teatro poético, este drama recrea una historia real y es, a la vez, materia de un mundo simbólico, riquísimo en metáforas graves y profundas. Una viuda reciente decide encerrarse con sus hijas en un duelo en el que deberán transcurrir ocho años. La casa se convertirá así en el núcleo central donde se desarrollará la tragedia inevitable para quien intenta desafiar su destino de clausura y soledad. La permanente lucha, tan humana, entre el principio de autoridad y el principio de libertad, tema que obsesiona al poeta, adquiere aquí una presencia que expresa como un grito su dramatismo, en un lenguaje que no escatima vigor ni sensualidad.