Producto de su paso por numerosas redacciones, en Con olor a tinta José Antonio Gurrea C., periodista durante cuarenta años, pasa revista, a través de un verídico anecdotario, a prácticas comunes en el medio periodístico. Algunas poco éticas; otras, tiránicas, injustas; unas más, absurdas o que lindan, incluso, con el surrealismo: desde la prepotencia y frivolidad del dueño de un importante periódico, quien exige "comer con el gobernador en palacio, no en un restaurante", hasta el oportunismo de un experimentado periodista, quien niega la evidente censura que ha sufrido la revista que dirige con tal de conseguir una muy buena liquidación. No faltan en este recuento los directivos del periódico "crítico de izquierda”, quienes, sin rubor alguno, traicionan sus principios para lograr un jugoso contrato de publicidad con el "gobierno represor"; la revanchista directora, quien para deshacerse de un editor no duda en enviarlo a lavar los retretes del personal; los golpes bajos que le propinan al subdirector de un impreso de finanzas para quedarse con su puesto, o el abuso de agentes de la Border Patrol que, sin justificación alguna, "enjaulan" a un grupo de reporteros mexicanos, entre otras muchas historias contadas por el autor, y que tienen lugar en pasillos, escritorios y cubículos de las redacciones.

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