La primera edición de esta obra apareció poco después de que se expidió la reforma constitucional de 2011 sobre derechos humanos, la cual ha ejercido influencia decisiva en la marcha del derecho mexicano. Se ha llegado a la quinta edición. De la reforma de 2011 —asociada al vigoroso impulso de la jurisdicción interamericana sobre derechos humanos— se desprendieron numerosos y relevantes desarrollos en la legislación, la jurisprudencia interna y la doctrina, que han trazado el camino a seguir y el destino a conquistar por la práctica de los derechos, que generalmente va a la zaga de los progresos normativos. En todo caso, la reforma abrió la puerta a una nueva etapa de tareas nacionales y alentó el inicio de una décima época de la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, seguida por los tribunales federales y locales. Esta quinta edición, ahora denominada “Constitución y derechos humanos”, no es una mera reimpresión, pues incorpora cambios y adiciones respecto de las anteriores. En la primera parte se aborda la realidad imperante y se detallan las modificaciones introducidas en cada uno de los preceptos constitucionales. A la cabeza de éstos se encuentra el primordial artículo 1º de la ley suprema. Las fórmulas recogidas en esa disposición replantean y actualizan el sentido del orden jurídico de nuestros días. Enseguida, se relatan las consecuencias inmediatas de la reforma tanto en la legislación como en la jurisprudencia. En la segunda sección se exponen los proyectos, temáticas y decisiones de los últimos años. Esperamos que este texto sirva a quienes estudian el tema principal del orden jurídico: los derechos humanos. Y confiamos, sobre todo, en que sea útil a quienes reclaman el respeto y garantía de sus derechos en la vida diaria, frente al abuso y la claudicación, la indiferencia y el extravío de autoridades que no honran la palabra empeñada, es decir, cumplir y hacer cumplir la Constitución. Habrá que permanecer en guardia frente al asedio de las circunstancias. Es verdad que han ganado terreno las ideas favorables a la causa del ser humano, guarecida en el Estado democrático de derecho, pero también que en la sombra acechan, siempre dispuestas a dar un golpe de mano, las tentaciones autoritarias que pudieran materializarse en tiempos de crisis, con el argumento de preservar la paz social y la seguridad de los ciudadanos. Son muchos los pretextos para desandar la historia, pero no son pocas ni débiles las razones para avanzar en ella. La reforma en derechos humanos representa un paso adelante. Es preciso que también la realidad transite —de manera firme y decisiva, sin dudas, desvíos ni retrocesos— hacia un mejor porvenir para todos. El sendero, gobernado por el derecho, conduce al imperio y ejercicio de los derechos.