La historia amorosa de Holderlin se conoce principalmente a través de su correspondencia. De la del poeta a sus diversos amores, que se sabe fue muy abundante, desgraciadamente apenas se conservan unos pocos testimonios sueltos: algunas cartas a Louise Han, esbozos de cartas a Sussette Gontard, y menciones en las dirigidas a amigos, en especial a su confidente Neuffer, que son los textos de primera mano más importantes que se conservan sobre la relación del poeta con Sussette. Contamos con la suerte de que, en el caso de Sussette, las cartas escritas por ella al poeta fueran recogidas por su familia y publicadas, de modo que se conservan casi en su totalidad y gracias a los detalles que proporcionan podemos reconstruir en parte el episodio amoroso entre los dos amantes. Incluso dejando a un lado el indudable interés de su contenido, las cartas de Holderlin tienen sobre todo valor, e impresionan, por su elegancia y profunda belleza formal, que hace que constituya un auténtico goce leerlas.