Un solo homicidio debería ser indignante por si mismo, pero los mas de cuatrocientos asesinatos de mujeres en ciudad Juárez y en el estado de chihuahua en una década conforman uno de los más grandes episodios criminales del país, una verdadera cosecha sangrienta de mujeres. Agredidas sexualmente, mutiladas y asesinadas, sus cadáveres aparecen días, semanas o meses después de su desaparición en terrenos baldíos o lugares poco frecuentados, y las victimas son en su mayoría de extracción social baja, trabajadoras, inmigrantes y, con frecuencia recién llegadas.

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