Una vela ilumina, da calor y decora. Pero no solo eso. En la llama parpadeante de una vela se concentran muchas emociones, por eso se colocan en la mesa durante una cena romántica y por eso el ser humano las ha usado desde la antigüedad como elemento religioso o litúrgico. La vela es una luz que combate las tinieblas, que reconforta, que acompaña con su cálido resplandor, a través del cual se puede incluso practicar la meditación. Es posible fabricar este pequeño tesoro luminoso de forma artesanal, tan sólo hay que conseguir unos pocos materiales y aprender a dominar la técnica de derretir y moldear. Con la ayuda de este libro, que presenta más de 50 proyectos paso a paso, podremos hacer nuestras propias velas aromáticas para encender una llama personal en cualquier situación.