Partiendo de un original titulado Los borrachos concebido para tratar el tema del alcoholismo en la familia, Crimen y castigo -que aquí ofrecemos en una nueva traducción de Fernando Otero Macías- fue escrita por Dostoievski en una época de deudas y penurias muy particular: acababa de morir su hermano, tenía que ayudar a mantener a su viuda e hijos, estaba también escribiendo El jugador, y se vio obligado a recurrir al editor de la revista El Mensajero Ruso, con quien estaba enemistado. Allí la publicó en 1866 y hoy es, incuestionablemente, su obra más conocida. La relegación del alcoholismo a un segundo plano puso, sin embargo, en primera línea a Raskólnikov, uno de los mitos de la literatura del xix: un joven de veintitrés años, inteligente, cultivado y "extraordinariamente bien parecido", pero andrajoso, dejado, negligente con sus estudios y tristemente alojado en un cuartucho. Desde el principio acaricia el plan de robar y matar a una mezquina usurera, pensando que su despreciable moralidad y el buen servicio que podría dar a los bienes robados justifican el crimen. Una vez cometido, sin embargo, nada sale según lo previsto: el crimen se revela "escasamente monumental", el criminal oscila entre la arrogancia, el cansancio y el delirio, y tal vez no se salve de la investigación policial. ¿Tiene el joven "el talento de pronunciar en su medio una nueva palabra", como a veces pretende, o es "un piojo esteta, y nada más"? En el deambular de Raskólnikov por San Petersburgo, en sus vueltas y más vueltas, hay un extravío literal... aunque al final revele tener, como la propia novela, un rumbo, una recóndita meta.
Detalles
- Editorial: ALBA
- Año de edición: 2017
- Materia Narrativa universal
- ISBN: 9788490653517
- Páginas: 639
- Encuadernación: PASTA DURA