Obra que anuncia la autoconciencia en la novela colombiana y las contradicciones típicas del ingreso de América Latina a la llamada modernidad, De sobremesa se centra en la vida de un personaje ficticio llamado José Fernández, poeta snob quien, en una plática después de la cena, es impulsado por sus invitados a compartir algo de su obra inédita. Lee entonces algunos episodios de su diario, en los que se revela no sólo su visión del mundo o su estilo de vida entre lujos, aventuras amorosas y excesos, sino también su sentimiento más oculto: el amor que siente por una idealizada joven, Helena, quien representa su interés por el arte y el conocimiento, por una vida lejos del desenfreno y de las ansias por tenerlo y vivirlo todo. En su narración, Fernández trata temas de política y de negocios, de arte y literatura, y más allá de sus propias contradicciones y deseos, muestra el conflicto de los intelectuales decimonónicos latinoamericanos, quienes buscan su lugar en las nuevas naciones independientes, y se debaten entre lo arcaico y lo moderno, entre la materia o la degradación que implica el desarrollo del capitalismo y de la trivialidad de la vida burguesa, y el espíritu en consonancia con el arte y la poesía. Así, esta novela, la única entre los diversos poemas escritos por José Asunción Silva, da cuenta de un momento fundamental para las letras de la región al presentar las preocupaciones de los que, como él, logran sobrepasar el esquema literario anterior y ofrecen una obra influida por el modelo europeo, pero a la vez propia y diferente, que abre las puertas al modernismo latinoamericano.

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