Dirigir un equipo -a cualquier nivel- es complejo. Una de las claves menos atendidas es la delegación, que es la forma más idónea de potenciar un equipo. Empezando por el jefe, que siempre tiene más cosas que hacer que tiempo para hacerlas. Delegar es la única trampa que podemos hacerle al tiempo. El problema es que delegar no es fácil, aunque lo parezca. Nadie nos enseña a hacerlo. Es tan fácil pecar por exceso (abdicar) como por defecto. Y aprender a hacerlo es lento y arriesgado. Si dirige un equipo, si necesita mejorar su eficacia profesional, o si prevé hacerlo en un futuro no muy lejano, esta obra le será de gran utilidad. El objetivo de este libro es proporcionarle mayor eficacia, facilitándole la delegación de funciones y la potenciación de su equipo.

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