Incluso en la época victoriana, la obra maestra de Bram Stoker se consideró un relato lascivo cargado de sexo . La amante de los góticos placeres eróticos, Nancy Kilpatrick, recreó la historia para ofrecerle a los lectores de hoy en día las mismas emociones que disfrutó Stoker. En la versión de la autora, Drácula es el amo del sadismo, Lucy y Mina son egresadas de un estricto colegio para señoritas, y hasta los sirvientes expresan sus más profundos deseos por los placeres del calabozo.