"Las narraciones de Jesús Mendoza Salinas en El cruce de caminos tienen en común dos elementos fundamentales: la ironía y la violencia. Ésta surge entre personajes que pactan una venganza mortal, aparece como ordenadora de relaciones sociales, de amistad y de pareja o un elemento simbólico del cuerpo. La violencia es tamizada con recursos irónicos: la incompatibilidad entre medios y fines; la astucia para sobrevivir, engañar y sobreponerse a situaciones adversas; el cinismo y la falta de cuestionamiento de valores contrahegemónicos, las peripecias o resoluciones adversas a las expectativas de los protagonistas. La ironía reposa, a su vez, en un sustrato de amargura. Y tanto ésta, como la ironía y la violencia, las desarrolla Jesús Mendoza Salinas con una agilidad narrativa admirable utilizando diálogos fluidos, descripciones que permiten avanzar la trama, el cambio de voces, un estilo a la vez cultista y que ocupa el lenguaje ordinario. El lector vive con los personajes las situaciones fársicas, se conduele por ellos, ríe con sus desgracias y admira sus sagacidades. Alberto Torrentera"