Fruto de largas horas de contemplación, este poemario es confluencia de simple momentos de asombro, de las realidad desnuda integrada al todo sin sentimientos ni emociones personales, porque cada brevísimo poema es percepción del mundo sin involucrarse en él, es desapego y flujo natural de la vida misma, exenta de explicación, sin género poético del haiku japonés es invertir la dominancia de nuestro pensamiento racional y adentrarnos en la intuición contemplativa propia de muchas formas de arte japonés: es sacrificar todos nuestros refinados elementos poéticos a favor de la expresión simple y cristiana de una suceso de la naturaleza.