La rutina algo aburrida de la pequeña Elena se ve alterada por unas visitas que le dejan de regalo un libro cargado de presagios. A partir de ese momento, el único objetivo de la niña será convertirse en bailarina clásica... pero para ello no basta con el modelo de teatro a escala reducida con el que juega como con una casa de muñecas. Deberá atravesar las estepas de la Rusia zarista, sortear dificultades y hablar con extraordinarios personajes y creaturas antes de ver cumplido su sueño en la gran ciudad. Simbólica, extraña, mítica, de esta hipnótica narración póstuma, subtitulada “una novela de lo fantástico”, dijo Gene Wolfe: “El fallecido Robert Aickman no tituló su librito El modelo en vano. Lo que hizo (y supo que había hecho) fue descubrir un nuevo país de las maravillas”.

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