Apenas estamos en el umbral del siglo xxi y la situación económica mundial es cada día menos comprensible y predecible. Todo parece indicar que vamos de frente a las entrañas del monstruo de la globalización, que se alimenta devorando pequeñas economías nacionales para alimentar su propia subsistencia. Quizá ésta parezca una visión catastrófica de la economía mundial, es posible. Corno quiera que sea, es una perspectiva disponible como material de reflexión sobre los temas económicos nacionales respecto al contexto internacional. Por eso, de manera atrevida planteamos pasar del análisis histórico y situacional descriptivo de nuestros ancestrales problemas económicos del sector primario e industrial, al impulso de lo que aquí llamaremos una Revolución Asociativa para que el campesinado mexicano asuma una condición superior de productor agroalimentario. Sería un primer paso en la acción nacional necesaria que garantice la soberanía alimentaria y empiece a generar la riqueza que pueda traducirse en oportunidades de inversión productiva en el sector industrial.