Cuando el catolicismo se convierte en religión de Estado, en el año 325, la palabra herejía, 'elección' en griego, adquiere un sentido peyorativo. Para fundar su legitimidad la Iglesia católica corrige, reordena y adultera el pasado. Muchos grupos, sectas y comunidades que fueron la materia prima de donde nació pasan a ser clasificados como herejías. Se desaprueba todo lo que se aparte de la nueva ortodoxia para garantizar los intereses de la burocracia clerical romana. La herejía estigmatiza por igual el ascetismo y el desenfreno. Este libro es un viaje a las raíces, fines, e historias de las herejías dentro de la iglesia católica.