En Homero, el cantor divino, y el hombre como "soplo" o nada, se invita al lector a acercarse a leer a Homero, no desde la clásica tradición literaria, sino como el representante cultural de sociedades orales, las cuales se han vuelto ininteligibles para las sociedades de la escritura como las nuestras. Este ejercicio muestra la existencia de diferentes formas de construcción histórica del hombre, de distintos tipos de subjetividad y, con ella, diversas problemáticas éticas y políticas a resolver. Una de las tareas de la historiografía moderna es romper con el esencialismo ontológico que la razón occidental ha venido construyendo y recreando desde la aparición de la metafísica platónica, cuyo efecto es la búsqueda de la identidad en el pasado. Por el contrario, el esfuerzo de la operación historiográfica está encaminada a construir la alteridad, para así podernos observar mejor en el presente. La figura de Homero y la oralidad, no es más que el pretexto para hablar de las problemáticas que hoy en día generan malestar, tales como la violencia, el autoritarismo, la discriminación y la neocolonialidad, y con ello hacerle un lugar a la diferencia. Nos daremos por satisfechos si suscita en el lector un momento reflexión y cuestionamiento.