Con penetrante lucidez y una aguda capacidad de observación y exégesis, Strand viaja al origen del hipnótico misterio que late en las telas del pintor. Pocos pintores hay en la historia del arte del siglo xx tan icónicos, reconocibles y comentados como Edward Hopper. Su obra refleja la extrañeza de nuestro entorno cotidiano y urbano. A pesar de que sus pinturas constituyen ya parte de nuestro imaginario colectivo, hay en su callada belleza mucho silencio que pugna por ser verbalizado. Y ahí es donde Mark Strand, «una de las voces más personales y reverenciadas de la poesía contemporánea americana» (El País), ensaya sus variaciones en torno a la obra del maestro estadounidense. El autor nos invita a mirar esas escenas desoladas, esos relatos esbozados, esos interiores despojados de humanidad y, con una penetrante lucidez y una aguda capacidad de observación, viaja al origen del hipnótico misterio que late en las telas del artista, de tal modo que sus comentarios se convierten en verdaderas exégesis del universo plástico de Hopper. Si bien no estamos ante un libro de poemas, es indudable que el trabajo de Strand debe mucho a la poesía y a la forma de mirar que nutre el ejercicio poético. Y a esa labor se le añade en esta edición –ilustrada con las pinturas que originan los textos– la espléndida traducción de Juan Antonio Montiel, capaz de trasladar al castellano toda la riqueza de matices y acentos del original inglés.

Detalles

Otros libros del autor