En las últimas décadas el estudio de la medicina ha dado grandes saltos, tanto en el campo de diagnóstico como en el terapéutico. Hemos evolucionado tanto que hemos incluido en la práctica clínica cotidiana el diagnóstico genético, así como el tratamiento molecular. La cardiología y la medicina perioperatoria son especialidades que no están alejadas de este desarrollo, y se han convertido en punta de lanza en la aplicación de nuevos conocimientos clínicos, diagnósticos y terapéuticos. A la par de esta evolución las condiciones epidemiológicas de la población han cambiado; en la actualidad la expectativa de vida es mayor, y esto ha generado que la morbilidad relacionada con enfermedades oncológicas o cardiovasculares sea más frecuente. Cada vez es más frecuente enfrentarse al cuidado perioperatorio de enfermos adultos mayores y con más complicaciones (obesidad, síndrome metabólico, hipertensión, diabetes, etc.), que de no ser evaluados de manera adecuada suelen terminar en mayores complicaciones, estancias hospitalarias prolongadas, aumento en la sobrecarga de la enfermedad y mayor consumo de recursos.