Novedad

IBD - Cuentos contra la crisis

GONZÁLEZ ALONSO, CARLOS J.
IBD - Cuentos contra la crisis Impresión bajo demanda
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IBD - Cuentos contra la crisis

GONZÁLEZ ALONSO, CARLOS J.

Un libro para leer con aprovechamiento y la tranquilidad de las buenas digestiones, destinado a un receptor capaz de ofrecer colaboración y cierta complicidad. Por eso es solo apto "para un determinado tipo de pecadores", según sugiere el prólogo. Sus textos conforman un retrato general de cuanto ocurre, entre las anchas y ajenas fronteras de la condición humana. El lenguaje, llevado a veces al límite de la permisividad, reproduce con ironía una realidad posible, verosímil y popular. Con un tono amistoso, trasluce mensajes profundos y señala a sus personajes, prototipos sociales de usos y costumbres, que parecen moverse en un mundo insólito, paradójicamente, creado por ellos. Nos recuerda cómo "El hombre es la media de todas las cosas" (Protágoras) Un libro divertido, aleccionador y literario, que a nadie disgusta. Recoge la sombra de la crisis social desde sus inicios, y transforma en luz intelectual para poder combatirla. Una lucha contra ella y el derrotismo que provoca en la que se evidencia que la mejor victoria es la ganada sin disparar un solo tiro, según nos advierte Sun Tzu. Cuentos contra la crisis, ante la extraña dificultad vital que nos asola, muestra que las crisis (la y las) se atraen y enredan por el rabo, y se enganchan unas a otras igual que las cerezas al sacarlas del cesto. (El término crisis, singular y plural, impide cuantificar) Y cunde el desánimo y la desilusión, llamada tristeza, la cual, no se va, al ahuyentar ella misma el deseo de abandonarla. Para vencer esta pescadilla que se muerde la cola y tras las recomendaciones, el autor invita al buen yantar. Como el que va a la misa, y después a la mesa el día de la fiesta del pueblo. Primero el sermón, a los que van a misa, por los que no van. Y se hace la feliz hora del yantar. Con las viandas preparadas... en la casa familiar, al amor de la lumbre. Y el sabroso y fresco vino añejo servido en jarrillo de barro. Con barro de la tierra hizo el Señor al primer hombre. Y también tomó su vino. Porque nunca se sabe si ésta será la última cena... En su lectura, proclive al cambio de ánimo, si hay afecto, fe y devoción, se contempla el discurrir de la humanidad ante el espejo de la andante caballería.

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