El alivio de los ahogados es una propuesta en la que Luis Felipe Lomelí sondea el vacío; más que dibujar una estancia desolada, expone, con la prosa musical que lo caracteriza, el truene interno de los personajes en busca de soporte emocional. Aquí encontramos hombres necesitados del silencio para decantar sus emociones, para entender los límites de una soledad tumultuosa. En los tres apartados de este volumen, Lomelí narra en sordina las preocupaciones esenciales de los personajes y el vértigo de la trama se fundamenta en las fracturas emocionales, donde el otro no está, donde el peso de la ausencia detona el canto de la memoria y hace más grande el anhelo de encontrar al interlocutor idóneo en paisajes norteños, vitales, con mucho ruido de fondo. La novela breve, género poco atendido en la industria editorial mexicana, le sienta bien a Lomelí, suelta su maquinaria literaria y enfoca, conteniendo la emoción, esos detalles que cincelan en la mente la fugacidad de la belleza.