El narrador de este libro se desdobla, se dirige en varias direcciones con el objetivo de encontrar una respuesta. Se atreve a hablarle al hijo pródigo, personaje principal de esta historia, y entablar con él conversaciones; le grita, le pregunta y, más que nada, lo compadece, lo comprende. En El Padre Rahamim, José Joel Cortés Rodríguez ha logrado una estructura dinámica que ilumina aspectos nuevos de una historia que ha sido interpretada tantas veces como ha sido escuchada o leída, pues nos orilla a preguntarnos: ¿Quién es Rahamim?, ¿de dónde viene su nombre? ¿Por qué perdona al hijo que lo ha ofendido?, ¿por qué perdona en absoluto? ¿Perdona? No, Rahamim no puede perdonar y, sin embargo, su hijo está de antemano perdonado. - Amado Contreras, Crítico Literario