Teatros sintetizaron, en el pasado, los anhelos y las aspiraciones sociales, los consumos culturales, los recursos económicos y los propósitos de quien o quienes los construyeron o frecuentaron en sus escenarios o en sus butacas. Parecen al observador desprevenido a veces iguales entre sí, pero no lo son. Se dijo además que eran para determinado espectáculo, pero ¿realmente lo fueron? En Grandes ilusiones se propone una mirada con perspectiva histórica sobre cinco teatros ubicados en ciudades del litoral argentino en torno al eje del río Paraná. No se trata de los teatros de las grandes capitales, aun si sus dimensiones y ambiciones no eran, en su origen, modestas. Sin embargo, debían tratar de combinar esas ilusiones con públicos y recursos demasiado limitados para sostenerlas y con costumbres persistentes o subsistentes. El estudio de estos teatros que podían ofrecer una ópera o una zarzuela, un teatro de revistas o un encuentro de box, representados por parte de esa varia humanidad transhumante que circulaba por sus escenarios, permite abrir, desde ellos, una pluralidad de interrogantes sobre la Argentina que se suele llamar moderna, sobre sus posibilidades y sus límites, sobre inercias y progresos de las primeras décadas del siglo XX.