Con el título genérico de Mascaradas, Fernando Fernández agrupa cuatro historias que tienen lugar en diferentes sitios y con diversos personajes, pero en su entraña más profunda tienen eslabones comunes que dejan entrever una afinidad en medio de la diversidad. Los relatos plantean reflexiones sobre la condición humana: la vida social, la vida íntima y familiar, y en un nivel menos visible, la vida secreta, que encubre tendencias, deseos y apetitos que se encuentran al fondo de los sueños. [...] El primero de los relatos se titula [Sanaciones, cuya trama se desarrolla durante la llamada Guerra de los Mil Días (finales del siglo XIX y principios del XX). Los campesinos eran alistados de manera forzosa, sus ranchos quemados, sus familias destruídas y ellos convertidos en carne de cañón. [...] cuando consiguen salir de aquella lucha infernal son atendidos en un convento sui generis por monjas que los tratan con un anovedos técnica de sanación. Carretas de la interacción de dos familias vecinas, cuyos miembros se espían mutuamente. Poco a poco entran en contacto hasta desarrollar relaciones sociales, privadas y secretas con caretas que fingen y ocultan y en algún caso cubren de hecho un rostro quemado por ácido en medio de aquellas tormentosas relaciones. Ocasos muestra a un viejo solitario acompañado tan sólo por un perro, que observa desde su ventana lo que en un parque, donde se mueven jóvenes en el día y brujas en la noche. El misterio se encuentra en unas extrañas bolsas de sospechosos contenido que el mirón decide denunciar ante la policía. Detrás de todas estas historias de máscaras, simulaciones y secretos, se dibuja la ironía cáustica con la que el autor ha diseñado los distintos cuadros.