La migración mexicana a Phoenix, Arizona, y su área conurbada, empezó a crecer significativamente a partir de la segunda mitad de la década de los ochenta; lo que propició el establecimiento de nuevas rutas de tránsito por el desierto de Sonora - Arizona y transformó el perfil socio demográfico y laboral, así como el paisaje urbano, de la metrópoli. A pesar de que se trata de una migración relativamente reciente tiene características de una migración familiar, con alta participación de amas de casa, jóvenes y niños en edad escolar. La inserción económica de esta población se dirige de manera muy importante hacia la industria de la construcción, la limpieza de inmuebles, el trabajo industrial, el comercio y los restaurantes, con un componente significativo de micro empresarios. La población indocumentada tiene una participación muy alta pues creció a partir de la masificación del flujo. Al mismo tiempo que surge el predominio de entidades de origen de los migrantes a los estados del noroeste mexicano, específicamente Sonora, Sinaloa y Chihuahua; migrantes que con su labor cotidiana han transformado el anterior carácter anglosajón de la región. Abundar en el debate sobre este fenómeno es el objetivo de este libro que documenta cómo destinos considerados "tradicionales" adquieren características de nuevos destinos, a la luz de las transformaciones percibidas en el fenómeno mexicano de finales del siglo XX.