La poesía, lenguaje que es, tiene entonces como tarea fundamental mostrarnos una parte del mundo que nos es desconocida hasta el momento de enfrentarnos con eso que nos muestra y señala. La hermenéutica de la poesía ha de ser una experiencia que no conduce hacia lo oscuro, sino a experimentarnos como seres; ahí dentro de la poesía hay señales luminosas.