Su hilo conductor es el viaje espiritual, la nostalgia del habitante urbano por la dimensión mítica. Desterrados de la tradición, los viajeros buscan fuera de contexto tal vez una señal, una renovación o la certeza de estar perdidos. Todos quieren saber, ir más allá, hablar consigo mismos. Consiguen un atisbo de absoluto y finalmente asumen la insignificancia de los anhelos frente a la inconmensurable sabiduría del híkuri. En el recorrido alternan la contemplación poética, el interés antropológico, el humor descarnado y la denuncia contra la modernidad invasiva y prepotente. Un oportuno recordatorio para defender de la depredación transnacional a Wirikuta, uno de los tesoros más grandes del ambiente natural y cultural del mundo entero.