A través de este libro, el autor intenta promover una discusión pública, con bases éticas, sobre los grandes males del país: desigualdad, pobreza, criminalidad, inseguridad, corrupción e impunidad. Entre las raíces profundas de estos problemas se encuentra el incumplimiento sistemático, por parte del Estado, de sus obligaciones constitucionales. Pero este incumplimiento no es gratuito ni exclusivo de los órganos del poder público, sino que, además de comportar un alto costo social y económico, es consentido y. muchas veces, generado por la sociedad misma, pues en ésta prevalece la cultura de la evasión y la simulación. De hecho, en México se observa una perniciosa tendencia de buena parte de la población hacia la evasión de responsabilidades jurídicas, sociales, económicas y políticas, mientras que los órganos del poder público fingen trabajar para los más débiles, cuando resulta evidente que el sistema está hecho para favorecer sólo a ciertas personas o grupos. El saldo es indignante: cada día vemos más excluidos del bienestar ordenado por la Constitución; la desigualdad social y económica es cada vez más profunda, mientras que el derecho al desarrollo integral y sustentable se ha convertido en letra muerta. En suma, México padece problemas graves cuya resolución no está, ciertamente, en las llamadas "reformas que el país necesita". Es ya un lugar común escuchar las siguiente sentencia: de poco sirve que contemos con la mejor Constitución y las leyes más robustas si excepcionalmente unos cuantos cumplen sus mandatos. En ese contexto, la ausencia de un auténtico Estado constitucional y democrático de derecho, junto a la prevalencia del poder económico sobre el orden jurídico, sólo produce corrupción, impunidad, injusticia y desigualdad.