La leyenda inca del origen del mundo sugiere que en el comienzo todo era oscuridad. En esta penumbra emergió, del lago Titicaca, Viracocha, o espuma marina, y se dio a la tarea de crear la primera raza de la humanidad. Pero, insatisfecho, el dios entró en cólera y, después de convertir a los humanos en piedra, provocó una gran inundación. Entonces, creó otra raza humana y al Sol, la Luna y las estrellas. A partir de entonces muchos grupos de indígenas incas se desarrollaron en las cordilleras andinas, entre las costas del océano Pacífico y el Atlántico. El imperio inca, a pesar de innumerables estudios realizados hasta ahora, conserva celosamente tras las piedras de sus edificaciones los misterios de su civilización aún no revelados.