El día 1 de febrero de 1995, por generosidad del Senado de la República, bien reconocida por mí, se me otorgó la distinción más grande que se me haya hecho en vida: nombrarme Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de mi país. Se cumple ya en Noviembre del año 2003 el término para el cual fui llamado. Me acompaña en el adiós correspondiente un gran jurista, que inclusive actuó como el primer Presidente de la Suprema Corte de nuestra integración renovada, don José Vicente Aguinaco Alemán.

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