Respecto de la familia el Derecho Penal tiene un cometido principal, un bien jurídico protegido supremo: la protección, la integridad y permanencia de la familia: intentar y lograr, dentro de las posibilidades de esta rama jurídica, que exista el menos número de familias mal constituidas, rotas, desunidas, insuficientemente atendidas, desintegradas. Para obtener el objetivo mencionado, el Derecho penal en diversos ordenamientos, básicamente en los códigos penales del fuero común, establece tipos penales, de alguna manera, no tan explícitamente, se relacionan con la familia y la protegen ; también, en los ordenamientos penales, se encuentran preceptos que sin ser tipos delictivos, ni penas o medidas de seguridad se conectan con la institución familiar. Si bien los tipos penales que directamente se ocupan de la familia y aquellos que, según consideraciones del autor, guardan algún vínculo con ésta, son la parte medular de las relaciones entre la familia y el Derecho Penal, nos parecen de ingente importancia los preceptos a los que se ha hecho alusión, que no tipifican ni sancionan conductos delictivas , pero que atienden a situaciones de orden familiar, en virtud de que en estas disposiciones el Estado privilegia la institución familiar sobre el poder penal del propio Estado , lo cual nos parece de un alto contenido moral, ya que no obstante el carácter modesto, simple y austero de la familia, ésta constituye un reducto inviolable, y el Estado, en un acto de reconocimiento y fortalecimiento de los valores familiares, relega su facultad sancionadora de los delitos , en función de estos valores, siempre y cuando no se vulnere el orden social y por supuesto, derechos individuales o de otras familias.