La risa es un arma peligrosa. Y es la que está más a la mano cuando se trata de combatir a los poderosos. Lo sabe Atenógenes Bribiesca, el actual dictador de la nación. Por eso ha prohibido la sátira, la ironía y prácticamente todo aquello que produzca un sentimiento alegre. “¡Meras distracciones!”, explica y ataca al humor y a sus creadores. Uno de ellos es Orlando Tancredo, famoso escritor de programas de comedia que hoy es un preso político. Estas páginas son el testimonio que su hijo redactó para dejar constancia de un momento negro para una familia y para todo un país.

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