Si de casualidad has leído algún otro libro de Christopher Robin, quizá recuerdes que solía tener un cisne (¿o el cisne era quien tenía a Christopher Robin?) llamado Pooh. De esto hace muchos años y, al despedirnos, nos llevamos el nombre porque supusimos que el cisne ya no lo necesitaría. Tiempo después, cuando el oso Eddy dijo que quería tener un nombre especial, Christopher Robin, sin pararse a pensar, dijo inmediatamente: “Winnie de Pooh”, y así se quedó.