Las tradicionales fronteras de espacio y tiempo se han visto superadas con el uso cotidiano de la tecnología. Con las facilidades de tratamiento e interconexión proporcionadas por la informática, se ha dado lugar a un tratamiento ingente de información de la persona por medios y fuentes fuera de su control. La expresión 'protección de datos personales', puede conducir a confusión. El dato, en sí mismo, no necesita protección alguna. Sin embargo, cuando el dato se une a una persona, es algo distinto. Ya no protegemos al dato, sino al titular del mismo, a la persona. En este mismo sentido, las normativas en protección de datos persiguen proteger al individuo frente al ilícito tratamiento de la información personal que le concierne. Es decir, el individuo es el titular del derecho.