Laura Romero, antigua locutora de comerciales de muebles y del servicio telefónico que da la hora y rentista de la mina de sal familiar, vive con su galgo Brus y es asidua de los supermercados. A la casa de esta mujer solitaria llega, una noche, un niño de seis años llamado Fidel. No se sabe de dónde viene ni quién es, habla siempre misteriosamente y parece no estar familiarizado con los usos del mundo. Mientras trata de asignarle significados a su presencia, Laura lo pierde y lo recobra intermitentemente, pasando por varios estadios en los que encuentra personajes y situaciones que todos conocemos: el vendedor de mercancías en un bus, el lenguaje burocrático del hogar de paso, la señora parlanchina. A través de la historia central de una pareja insólita -la de un niño y una mujer que no es ni pretende ser su madre-, explora los límites del aislamiento y la intimidad y hace una reflexión, en ocasiones humorística, sobre la compasión, la maternidad, la hospitalidad, el abandono y la infancia.

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