Una joven y hermosa mujer yace tendida sobre un sillón con dos ríos de sangre que emanan de su cuello. El legendario reportero de nota roja Adalberto Zaragoza es el primero en llegar al lugar de los hechos y, fascinado con la víctima y la precisión con la que el asesino hizo los cortes, captura con su cámara cada detalle. Todo apunta a un crimen pasional, pero al periodista no pueden dejar de llamarle la atención los libros en los estantes que revelan el oficio de la víctima. Beto sabe cómo funciona el mundo del narco y el hampa, pero nada de esos otros «vatos raros» que se dicen poetas.

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