Algunas experiencias en la vida nos desbordan hasta hacernos sucumbir o, por el contraio, valorar cómo podemos renacer y encontrar belleza en los paisajes más áridos. Maleza reúne un texto poético que va invadiendo emocionalmente al lector, con metáforas visuales, en negro, que muestran partes de un cuerpo que parece desparramarse en un jardín simbólico. La maleza que crece como una enfermedad silenciosa se apodera poco a poco del espacio, tomas las formas de un cuerpo, como si creciera en su interior. Este libro ofrece un acercamiento a emociones, como el dolor y la rabia, que crecen poco a poco y nos embargan; a presencias que se expanden mudas hasta que se vuelven destructivas, como las malezas que sepultan las semillas y no las dejan crecer. Las marcas del paso del tiempo cuando una casa está abandonada, el sendero que se ha borrado por efectos de clima, el óxido que corroe los metales más resistentes. Muchas fuerzas erosivas dejan sus huellas en el mundo que nos rodea, pero también pueden carcomernos por dentro y dejarnos huecos, como el árbol que ha cedido su corazón a colonias de insectos. Como un signo del desgaste, las malezas reclaman su territorio con inusual paciencia, para decirnos que el tiempo también tiene un barniz con el que cubre los seres y las cosas. ¿Existe belleza en la desolación? Quizás si entendemos que la vida misma es una transformación permanente, que la existencia tiene sus límites y que muchas semillas esperan invisibles su oportunidad para florecer incluso entre la maleza, habremos aprendido a convivir con procesos de aceptación, que nos ayudarán a crecer y a prepararnos para los procesos inexorables de la existencia.