Desde la publicación de la primera aventura de Sherlock Holmes y su inseparable compañero, el doctor Watson, Sir Arthur Conan Doyle no sólo dio forma definitiva a un género literario que, aún sobrevive hasta nuestros días, sino que también creó un personaje que el tiempo convirtió en arquetipo y la pasión de sus millones de seguidores, en un ser real al que se creía que no sólo era posible visitar sino también escribir largas cartas para que con su método deductivo descubriese un robo, un asesinato, un secuestro o, simplemente, la desaparición extraña de un ser amado. La inolvidable y persistente imagen de Sherlock Holmes, que igual es capaz de boxear, salir victorioso en una contienda de espadachines, actuar en un teatro, tocar el violín o inyectarse morfina, vuelve a ser la figura central en este conjunto de remembranzas de algunos de sus casos más apasionantes y característicos de su sobrehumana capacidad de iniciar toda una aventura, que generalmente tiene un final feliz, a partir del hallazgo de un botón en un lugar inadecuado o de un mechón de cabello en donde no era razonable que se hallase. El conjunto de aventuras detectivescas de este libro, apasionarán al lector como lo han venido haciendo desde hace varias generaciones.