Los capítulos que forman esta sección demuestran la madurez que ha alcanzado el estudio de los virus en México. Es comprensible que el énfasis sea, precisamente, en los patógenos. Basta asomarse a las estadísticas de salud pública en nuestro país para observar los efectos dañinos de enfermedades virales en la población mexicana, y que van desde diarreas infantiles hasta la pandemia del SIDA. Día a día atestiguamos los daños que los virus causan en las poblaciones humanas y, aunque a veces lo olvidamos, también en organismos de los cuales dependemos para nuestra alimentación y bienestar general, como animales y plantas comestibles. Nos siguen haciendo falta más virólogos. Aunque no sabemos qué tan antiguos sean los virus, es probable que algunos de ellos hayan aparecido en las etapas más antiguas de la evolución celular. Desde entonces no han dejado de evolucionar, brincando de especie en especie, modificando sus secuencias y diversificándose al mismo tiempo que los grandes grupos biológicos. Aunque a veces se nos olvida, con excepción del virus de la viruela no hemos sido capaces de erradicar a los virus que infectan a los humanos. Sin embargo, sabemos cómo prevenir muchas de sus infecciones, y aunque no podamos detener la evolución viral, podemos evitar sus consecuencias. Ello, probablemente, sea uno de los grandes descubrimientos en el estudio de la relación entre nuestra especie y algunos de los patógenos más minúsculos que debemos enfrentar.