¿Quién de nosotros no ha sentido verdadera angustia y muchas veces frustración ante la necesidad, o sueño, de una buena economía? Luego de leer este libro es fácil darse cuenta de que el asunto monetario debe ser visto de una manera mucho más profunda -me atrevería a decir “espiritual”- para que funcione. Puede sonar descabellado en un comienzo, pero una vez que usted se sumerja en los patrones y principios que esta obra propone, no solo pondrá su cerebro a trabajar , sino también su corazón y es claro que ya, desde ahí, se gana.