Tres preguntas guían el viaje de FranÇois Hartog tras las huellas, de Renan: el porvenir, la religión, la nación. Un evolucionista convencido, Renan cree firmemente en el porvenir pero, ¿cuál será el devenir de la idea misma del porvenir? Piensa que al cristianismo le ha llegado su hora pero, ¿cuál será la religión del porvenir, ya que un porvenir. sin religión es inconcebible? Forma política de la época, la nación no escapa al paso mismo del tiempo: ¿cuál será el futuro de la nación y el de Europa? Porque en el mundo, entonces dominado por Alemania, la cuestión de la nación y la de Europa están vinculadas. ¿Son estas tres preguntas todavía nuestras? En la distancia que nos separa de Renan y al utilizar su trabajo como prisma, ¿qué nos dan para ver a nuestro tiempo? Hasta hace poco, el futuro de Renan aún podía ser nuestro; la religión hasta hace poco parecía estar detrás de nosotros; la nación también, ella parecía ser una forma política agotada y en proceso de ser pasada de moda. Y aquí todos estos temas regresan y nos llevan a reconsiderar lo que se suponía que sabíamos de nuestra situación. Una situación en la que insiste la pregunta: ¿queremos hacer todavía cosas (grandes) juntos?