La bruma de Londres tiene oculto un encuentro: una mujer corre, huye, en apariencia. Un hombre decide frenar su carruaje, hacerla subir, llevarla lejos de aquello de lo que escapa. Ausentes de las circunstancias, alejados del secreto que la muchacha esconde, ambos se entregan a lo que la noche y sus propios cuerpos les reclaman. A la mañana siguiente él percibe todo nebuloso como si sólo se hubiera tratado de un sueño. Dos años después ella está en la residencia del conde e insiste en verlo para darle a conocer el hijo de ambos. Él decide darle cobijo a la muchacha en la mansión. A partir de allí, la vida de la casa dará un vuelco y ambos deberán confrontarse a si mismos, vencer prejuicios y miedos para demostrarse que lo que han vivido no sólo es un sueño.