En Japón el origami es mucho más que una manualidad: es una tradición ligada a la espiritualidad. En la antigüedad eran los sacerdotes quienes practicaban el plegado de papel, lo mismo como un método de concentración y meditación, que como una forma de adoración a los kami (espíritus divinos de la naturaleza). Para estos sacerdotes no había mejor ofrenda que el tiempo y la dedicación para realizar un origami. Esta tradición ha maravillado a los matemáticos pues al reducir a formas geométricas lo que vemos, el origami resulta una gimnasia para la mente. Así mientras los niños juegan, ejercitan su inteligencia. Para niños pequeños, el juego y la creatividad del origami, además de ayudarles a comprender la geometría, acercarlos a la cultura japonesa y agudizar su sistema motriz, mejora la precisión, la concentración y los vuelve más tolerantes al error... En este libro encontrarás modelos únicos, novedosos y divertidos, con instrucciones claras y fáciles de seguir. Te advierto que los niños son mejores que los adultos. ¿No me crees? ¡Ponte a prueba!

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