Rupturas. Claro, por supuesto. Pensando en el mundo desde donde estamos, en Oaxaca y en Puebla, pero realmente desde donde sea, es obvio que la ruptura es y tiene que ser el punto de partidad del pensamiento. Tomas como punto de partida la continuidad de la sociedad obscea en la cual vivimos será reproducir esa obscenidad. Rompemos porque no podemos aseguir así. El fin de la humanidad es una posibilidad, una probabilidad, si no rompemos. Si ni rompemos la dinámica social actual, si no rompemos el capital. Ruptura entonces como el tema más importante de la vida. La subjetividad y las luchas nos llevan, en la vida como en el título, a horizontes de esperanza. Difícil, la idea de horizontes. No es como llegar a la playa y ver el horizonte ininterrumpido del mar abierto. No es eso. El horizonte nuestro de esperanza es algo que vemos desde nuestra celda, a través de las rejas, y tal vez solamente cuando brincamos o cuando el uno, la una, se sube a los hombros del otro, de la otra. Por eso tan importante, ya que constituye la humanidad de un mundo basado en la negación de la humanidad. Por eso la importancia de este libro y de otros que empiezan con rupturas y hacen el esfuerzo necesario para ver los horizontes de la esperanza.