Pasajera en trance es una oda al viajero que está dispuesto a perderlo todo. Europa es descubierta por enésima vez y el lector quedará agradecido porque tendrá que llevar este libro como parte de su equipaje. Es literatura para dejar de temerle a los aeropuertos y entender las despedidas como un ritual de iniciación de la propia creación artística. Los rostros de amantes, hijos y padres, van y vienen, pero permanece la entrañable condición humana en donde nos reconciliamos una y otra vez: la amistad es esa perra loca que bailará frente a su lector en cada una de sus páginas. La autora traza una ruta y su destino se encarga de colocar frente a ella fantasmas, casualidades y París, la ciudad en la que todos los clichés del mundo tienen cabida, pero también en donde la Gare du Nord puede ser la metáfora de viejos miedos del pasado. Lloremos o riamos estaremos sentados para disfrutar del paisaje y sentir los menos ceros celsius que América Pacheco nos meterá entre la ropa. Cartas, personajes, casualidades hacen que América sea algo más que una viajera, ella es nuestro veneno pero también antídoto: "el mundo es un enigma cuyo apellido de cuatro letras es inconfundible: azar" América, continente y personaje, este libro es el ticket que contiene nuestra deuda Ion el viejo mundo; el lector será responsable de colocar su nombre, dirección, hora y consumo. La mesa está servida.