Para el poeta, la palabra es permanente génesis, dialéctica renovación: hace nacer, construye y da sentido. La suya, es una titánica tarea por parir y crear. Con palabras humaniza el mundo: con ellas en sus manos -cual barro nuevo- recrea la belleza, traza frescos rasgos a lo cotidiano, coloca nuevos brazos a la imaginación, pinta miradas más profundas a la belleza. Así, cual pintor de sueños con palabras, vitaliza el alma y evoca el gozo. Demóstenes Pérez Rodríguez -Demos- se inserta por convicción irreverente en esa vocación, la de dar a luz a través de las palabras. Su verso es sencillo y libre, pero conjuga lo fundamental, atrapar al mundo y transformarlo con voces y silencios, en confluencias o bifurcaciones, con búsquedas y desencuentros.