Por las Puertas de Oro se nos permite entrar al Santuario de la Naturaleza del Hombre. Al lugar de donde su vida-poder procede; y en donde el ser humano es sacerdote del Santuario de la Vida. Es necesario mucho tiempo y gran concentración del pensamiento para poderse lanzar en dirección de la región desconocida de la naturaleza humana, con el objeto de que las puertas puedan abrirse y ser sus gloriosas perspectivas exploradas. Cuando el hombre fuerte ha cruzado el umbral de las Puertas de Oro, ya no se dice nada más a los que al otro lado permanecen, y hasta las palabras que pronuncia, cuando todavía no ha pasado, están llenas de misterio. Únicamente los que sigan sus pasos podrán ver brillar la Luz.

Detalles